A partir de 2020 se celebra cada 4 de marzo el Día Mundial de la Ingeniería para el Desarrollo Sostenible, proclamada por la UNESCO, una festividad que irá enmarcada dentro de la Agenda 2030 de ONU y cuyo propósito será presentar proyectos a nivel de ingeniería y tecnología que permitan alcanzar las metas establecidas dentro del Plan de Desarrollo Sostenible planteado por las naciones. La iniciativa fue propuesta por la Federación Mundial de Organizaciones de Ingeniería (WFEO). Esta fecha es una oportunidad para celebrar la contribución de los ingenieros para un mundo mejor y más sostenible.
Para celebrar este día, desde la Fundación Ingeniería Sin Fronteras Chile decidimos reflexionar en torno a la urgencia de poner en acción el rol social de la ingeniería. Para ello conversamos con Teodoro Wigodski, Asesor de Ingeniería Sin Fronteras Chile, Profesor universitario y Director/Asesor de diferentes empresas.
La última revisión propuesta del Benchmark para Atributos de Graduados y Competencias Profesionales de la Alianza Internacional de Ingeniería (WFEO) reconoce la necesidad de que los/as ingenieros/as sitúen su trabajo dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Sin embargo, nuestra red internacional Engineers Without Borders (EWB) remarca en una nota web de 2021, que “el marco se queda corto en el sentido de que no reconoce la necesidad de un cambio fundamental en la mentalidad de la ingeniería: la necesidad de que los/as ingenieros/as reflexionen y piensen críticamente sobre el papel de la ingeniería en sí.”
Pensar críticamente sobre la ingeniería incluye la capacidad de verla como potencial parte del problema. La ingeniería juega un papel clave en nuestra vida diaria y en nuestro futuro, como la práctica que sustenta los procesos en torno a la construcción, la producción y el uso de energía, el suministro de agua y alimentos, el transporte, las comunicaciones y la exploración espacial, por nombrar solo algunos. Si bien ha resultado en avances increíbles para nuestra comodidad, salud y seguridad, también ha jugado un papel fundamental para llevarnos a las prácticas injustas e insostenibles existentes en el mundo de hoy.
Este tipo de reflexión crítica de su propio papel es esencial para que la ingeniería se involucre en la resolución de problemas del siglo XXI con la profundidad que se requiere. Esto abre a la ingeniería a una gama más amplia de desafíos: promover la toma de decisiones en torno al propósito; involucrar de manera significativa a las partes interesadas para que las soluciones sean genuinamente equitativas y sostenibles, en lugar de simplemente cumplir adecuadamente los parámetros técnicos; entre otros desafíos.
El movimiento Engineers Without Borders (EWB) se basa en la creencia en la ingeniería como un habilitador crítico de un cambio positivo. Establecida inicialmente en Francia a principios de la década de 1980 para enfocar las habilidades de ingeniería en la injusticia social, ahora existe una familia completa de organizaciones en todo el mundo con el objetivo colectivo de beneficiar a las personas y al planeta.
La fundación Ingeniería Sin Fronteras en Chile nace el año 2017 con la convicción de que la ingeniería puede aportar a resolver los problemas de comunidades en contexto de vulnerabilidad. ¿Qué pasaría si pusiéramos toda la capacidad de las miles de mentes de los/as estudiantes y profesionales de ingeniería del país de cabeza a resolver los problemas de las comunidades que no cuentan con acceso garantizado al agua potable o viven en una situación de pobreza energética? ¿Qué lograríamos si pusiéramos a colaborar a las universidades, las empresas y las municipalidades junto a las comunidades para resolver sus problemas de infraestructura y falta de acceso a servicios básicos? Pero sobre todo… ¿hasta dónde llegaríamos si las ingenieras y los ingenieros de Chile pudieran adoptar las prácticas de la ingeniería humanitaria en cada lugar y rol que ocupen? En todo el mundo el movimiento Engineers Without Borders y desde 2017 Ingeniería Sin Fronteras Chile, busca co-crear soluciones sostenibles desde la Ingeniería Humanitaria.
En 4 regiones de Chile, más de 250 ingenieros/as sin fronteras, voluntarios/as de la fundación, trabajaron en 31 proyectos de ingeniería con una metodología propia que permite el trabajo en conjunto con las comunidades y de forma colaborativa con otras organizaciones como empresas, universidades, municipalidades y organizaciones de la sociedad civil.
Conversamos con Teodoro Wigodski sobre la ingeniería en este importante día.
Teodoro, ¿Qué te motivó a estudiar una carrera de ingeniería? ¿Qué te enamora de la ingeniería?
Los motivos que más lo impulsaron fueron que “en el colegio tuve excelentes profesores en matemáticas y ciencias», y lo que lo enamoró fue la “mirada sistémica e integradora, que permite observar lo que la mayoría no ve y lograr eficiencia en la solución de problemas complejos y dinámicos”.
¿Qué les dirías a las personas que recién están empezando en la ingeniería?
Qué tomen en serio los cursos y sus profesores. La mayoría de los cursos son entrenamiento para pensar y bien.
Las materias puede que nunca las vuelvan a ver o utilizar. No es ese el principal objetivo, pues podrán estudiar y consultar con especialistas.
La clave es aprender a aprender.
Cuéntanos la experiencia más bella que hayas tenido en la ingeniería.
Trabajar en equipos multidisciplinarios y logrando que la suma de 2+2 sea superior a 4.
¿Cómo podemos aportar las y los ingenieras/os a la sociedad?
Actuando de manera profesional y ética, priorizando en la sustentabilidad de las iniciativas en que participen.
Cuéntanos cuáles son tus sueños y aspiraciones para el futuro.
Seguir participando en fundaciones de beneficencia aportando mis conocimientos, experiencias y redes de relaciones, que he ido construyendo desde que egrese de la Facultad de Ingeniería, para contribuir a los mas vulnerables y necesitados.
Invitamos a sumarse a este movimiento de Ingeniería Sin Fronteras.
www.isf-chile.org
Feliz día de la ingeniería para el desarrollo sostenible.
Fuente: Equipo ISF Chile
